Colegio Calasanz Campestre Escolapias

Desde el 2019 es Mixto. Me encanta lo campestre. Tienen una granja. Piscina. Y la educación muy buena enfocada también en valores éticos y cristianos.

Pésimo. No tienen consciencia por el sector en el que están ubicados el cual es residencial y en un promedio de 2-3 veces por semana tienen eventos que duran todo el día desde muy tempranas horas con muchísimo ruido para poder abarcar a todo el colegio… si te comunicas con ellos no hacen nada por colaborar con el nivel del ruido y no importa si es fin de semana, también hacen ese tipo de eventos hasta horas de la noche quitando toda la tranquilidad

Excelente institución educativa, con un alto nivel académico, prestigio y sobre todo, aún inculcan valores y principios. Buenísimo

El colegio tiene unas excelentes instalaciones, los docentes, pues, son buenos en lo que hacen, las niñas algunas, no podemos decir todas, son irrespetuosas, altivas, el colegio y las directivas son muy permisivas en el tema del matoneo escolar, resulta que las víctimas de matoneo escolar se convierten en victimarias. Quienes deben abandonar el colegio son las niñas que matonean, no quienes son o fueron víctimas de este absurdo flagelo. Tolerancia cero al matoneo. Hay niñas que silenciosamente, junto con nosotros sus padres, luchamos y nos rendimos del matoneo del que fueron víctimas en su propio colegio, llegó a un nivel insostenible y la única solución fue abandonar el colegio en búsqueda de uno nuevo.
La víctima no puede ser convertida en victimaria y pensar que carece de la fortaleza suficiente para hacerse respetar o no dejarse matonear. Todo lo contrario, quien carece de valores, principios y una adecuada educación en casa, es quien matonea. Son los padres de las niñas que matonean los primeros que deben acercarse al colegio y poner la cara, no solo frente al colegio sino frente a la sociedad. Quienes se deben ir a colegios donde los ayuden a adaptarse mejor a la sociedad son las niñas que matonean, acompañados de sus padres, con el propósito de resocializarlos a tiempo, no más adelante, cuando junto con el abuso del alcohol y de las drogas los estragos no solo serán en el colegio sino en la sociedad.
No se puede permitir que las niñas matoneadores se sigan escudando en las directivas de los colegios permisivos o temerosos de las represalias de unos padres también permisivos a quienes una cierta posición social o económica los convierte en intocables. Padres que con una simple llamada desencadenan una estrategia jurídica de defensa a la niña victimario y ridiculizan a la víctima y al colegio. Niñas que en muchos casos salen absueltas de toda culpa mientras el drama de la niña matoneada es ignorado por completo. Peleas entre padres y abogados mientras quienes sufren son los niños.
Padres de niñas matoneados y matoneadores, como adultos que son deben hacer un frente común para identificar las causas y buscar las soluciones. Este es un problema que, si bien atañe a los colegios, tiene sus orígenes en la descomposición social y de valores que estamos viviendo, donde quienes tenemos que salir al rescate somos los padres de quienes pueden ser matoneadores o convertirse en sus víctimas.
La ley les exige a los padres que mientras sus hijos no sean mayores de edad se hagan cargo de ellos. Bajo este mismo principio, los padres de niñas matoneadoras se deben hacer cargo de ellos y poner la cara ante los demás padres, para buscar soluciones en las cuales a las víctimas se les proteja, y a los verdaderos victimarios se les direccione en el camino correcto.
Mi solidaridad con padres y niñas que sufren día a día con esta absurda conducta de quienes aún pueden ser educados por quien corresponde, sus padres.

Mauricio Vélez Giraldo
Médico General - Neurología