Hemos sido clientes de la finca pero la atención últimamente ha sido pésima, la señora hija de los dueños es grosera tanto con los clientes como con los empleados, si trató es grotesco y constrasta con el bello lugar del sitio que es agradable pero la señora con su antipatía y grosería vuelve la estancia en algo muy incómodo. Es una lástima que no sepa atender ni manejar los clientes
Es un lugar con maravillosos paisajes, además de ofrecer tranquilidad y relajación. La comida es típica del Valle y muy deliciosa por su estilo criollo en la sazón y su presentación